Fin de año, año que comienza, año nuevo a estrenar, futuro desconocido, momentos para vivir rodeados por desconocidos, otros por conocer, junto a compañeros de trabajo, vecinos, amigos y familiares que están a nuestro lado. Solos, en recogimiento, en meditación, con serenidad, con tristeza y el vacío de la falta de un ser querido. También con alegría, aquella que ni siquiera se puede explicar. Segundos, minutos, días, semanas y meses antes. Mirando al infinito, tomando la dirección de un camino que lleva el sentido que hemos escogido, como un vector con flecha, como un cohete a punto de despegar. Será lleno de sorpresas que nos mantendrá latentes, otros que querremos olvidar. Seguros de algunas cosas, dudaremos de lo que más nos importará. Escucharemos y haremos de comparsa a aquellos que nos necesitarán. Disfrutaremos, a veces sin saberlo, de las cosas pequeñas, aquellas para las que no hay que luchar. Reiremos por tonterías, y al reír, seremos felices. Sonreiremos a los que nos sonríen ya que es un hábito propio a imitar. Al no estar en nuestras manos, lloraremos por la impotencia de no arreglar lo que queríamos evitar. Escribo estas palabras en un día muy claro, sabiendo que la oscuridad es cercana y la luz vuelve i borra las preocupaciones y los miedos de lo que no ves escondido. Afrontemos el año con determinación, mucha unión y muchos aciertos para salir adelante.