PIEZA A PIEZA contra el ACOSO
En lo que va de año, no paramos de leer casos y casos de acoso sexual, violaciones e incluso feminicidios.
La salud mental cada vez más afectada en franjas de edad jóvenes.
En una sociedad trastornada por la posesión y la inmediatez, jóvenes de la generación Z se manifiestan mayoritariamente estresados con problemas de concentración, nerviosismo, angustia, tristeza y depresión.
Entre tanto desconcierto, la agresividad alcanza extremos inesperados. El acoso es un comportamiento agresivo y no deseado entre personas, de cualquier edad, que involucra un desequilibrio de poder real o percibido. El agresor puede ser único o ir en grupo y el daño ocasionado puede ser a veces irreparable.
¿Cuántas clases de acoso hay?
- Verbal (burla, insultos, comentarios obscenos, amenazas…)
- Psicológico (conductas que atentan a la integridad e inducen a la baja autoestima, ansiedad y depresión y que pueden inducir al suicidio)
- Social (miradas, divulgar rumores, avergonzar en público…)
- Físico (golpes, pellizcos, patadas, escupir, empujar, quitar o romper pertenencias, gestos impropios…)
- Sexual (tocamientos, acercamientos no deseados, comentarios sobre el aspecto físico y la vida íntima, así como el homófobo por la orientación sexual real o supuesta)
- Cibernético o Ciberbulling (a través de Internet, por redes sociales, e-mails…)
- Mobbing o Laboral (suele ser psicológico, pero puede incluir el físico también)
¿Qué tienen en común las víctimas de acoso?
Cualquier diferencia que pueda suponer una debilidad frente los agresores que, creyéndose superiores, tienden a la burla y los malos tratos disfrutando del sufrimiento de la víctima.
Siete de cada diez niños sufre cada día, algún tipo de acoso. Parece increíble per es así.
Si a los adultos una frase mal expresada por la red ya nos incomoda, imaginaros cómo sufrirá un niño agredido, una y otra vez, y si, además, es una persona que sufre, de por sí, una discapacidad física que le hace diferente.
Si sois sensibles os recomiendo el libro PIEZA A PIEZA, de la foto, es el relato de David Aguilar, Hand Solo, un niño nacido con la enfermedad genética incurable del Síndrome de Poland convertido en el superhéroe más real que nunca haya existido.
El Síndrome de Poland es una alteración congénita consistente en la ausencia total o parcial del músculo pectoral mayor y anomalías de la mano homolateral.
Ese niño, nacido con un defecto físico ocasionado por una enfermedad congénita, ha tenido que luchar, desde que tuvo uso de razón, contra las miradas, las burlas, los insultos, los empujones y golpes de otros niños crueles que lo acosaron con la intención de hundirlo en un pozo negro, pero que gracias a su padre Ferran Aguilar, su madre, su hermana, la abuela Basi y otros familiares próximos, logró tener la fuerza suficiente para superarlo y demostrar su gran valía.
A pesar de que muchas veces pensó en tirar la toalla y abandonarse en la miseria del dolor que sufría, no lo hizo y ahora se lo podemos agradecer.
A la edad de 8 años fue capaz de convertir un helicóptero, que tenía construido con piezas de LEGO en la estantería de su dormitorio, en su primera de cinco prótesis en total hasta el momento, cada vez más perfeccionadas. Su evolución ha sido tan espectacular que se ha convertido en un ingeniero antes de cursar la carrera.
Porque hay otras muchas personas que están sufriendo lo mismo que él sufrió en su infancia, al nacer diferente a los demás, es importante visualizar cómo él se superó para darles un referente que les ayude a ser resilientes.
El acoso existe y empuja a la víctima a un agujero negro que traga los comentarios, los clava en su interior y acaban explotando en algún momento como en el big bang, según dice.
Para evitar esa explosión, él intentaba taparse, cubriendo el brazo, con manga larga puesta en el bolsillo para simular tener dos brazos. Entonces, cuando se burlaban de él, su autoestima se hundía más todavía.
Recuerdo una afirmación sobre lo más importante del ser humano que es aquello que no podrías llegar a perder ni tan siquiera en un naufragio y es la fuerza de voluntad y el espíritu de superación.
David Aguilar tuvo la capacidad de resiliencia necesaria para salir del pozo del acoso que recibía y demostrar a su familia, a todos sus compañeros, sus profesores, a la sociedad interconectada digitalmente, a la fábrica LEGO, los medios de comunicación, las universidades, empresas, asociaciones y a los más altos organismos como la NASA que se interesaron en su proeza, que todo es posible y eso es lo que quiere transmitir a otras personas afectadas por el Síndrome de Poland.
Las piezas de lego fueron su salvación y aunque sigan existiendo villanos que no aceptan las diferencias, los superhéroes siempre ganarán en número, lo dice con una gran sonrisa.
Los objetivos de desarrollo sostenible, que se han aprobado para transformar el mundo actual en un mundo mejor, parecen acelerar el interés por erradicar todo aquello que da infelicidad entre los seres humanos. Son desafíos globales a los que nos debemos enfrentar cada día, como la pobreza, la desigualdad, el clima, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia.
La convivencia requiere generosidad y la generosidad de David Aguilar es un gran castillo de LEGO.
Esta no es una historia asegurable, pero sí una historia de vida, de salud, de protección, de creatividad e innovación humana. Todos podemos aprender y reflexionar para cuestionar según qué actos y, si es necesario, denunciarlos para evitar que personas vulnerables puedan ser agredidas.