Si no somos un país digital no seremos un país social
Así acababa su discurso en Foment del Trabajo, el pasado 24 de febrero, el ingeniero, máster en sistemas de información para la universidad de Surrey (UK), con experiencia en la empresa privada y consejero de Políticas Digitales y Administración Pública de la Generalitat de Catalunya, Jordi Puigneró. Cuánta razón tenía y que rápido la vida nos está poniendo a prueba, con esta maldita pandemia del coronavirus. Explicó que dado que, de las 20 compañías de mayor valor futuro en estos momentos, las 5 primeras son tecnológicas, la realidad del mundo digital es una realidad económica evidente. También mencionó el último Informe de Davos del Forum Económico Mundial referente a los grandes retos que tiene la humanidad en los próximos 10 o 15 años, el tercer gran reto es la revolución digital que estamos viviendo en estos momentos tras el reto migratorio y el cambio climático.
Poco nos imaginábamos que no son sólo palabras para llenar auditorios éstas, sino que las consecuencias de la globalización nos traerían una pandemia que detendría el mundo, incluso aquellos países en que la tecnología está más avanzada, a pesar de que ello les permitirá salir antes de la crisis.
Fijaros si tiene velocidad esta revolución, que nos obliga a adaptarnos inmediatamente si no queremos quedarnos atrás. Nunca hubiéramos pensado que todas las personas que pueden trabajar conectadas en red lo harían desde su casa, ya, llegada la primavera, sin preparación previa, improvisando y poniendo mucho de su parte. Trabajo con conexión remota, reuniones con videoconferencias, cursos online no sólo de trabajo sino de la universidad, de la escuela, compras online, como nunca. Lo que no sabíamos es que ya está bien que seamos capaces de improvisar, pero que esta improvisación nos puede costar muy cara ya que requiere unos niveles de ciberseguridad que muchas empresas no tienen instalada.
Con Covid-19 los ataques con virus informáticos también se han disparado. Los delincuentes no descansan, están al acecho y las empresas son más vulnerables.
La dirección de una empresa, hace unos años, era sostenida por dos grandes palancas de gestión, los recursos económicos y los recursos humanos. Pero ahora han aparecido dos palancas más: los recursos tecnológicos y los datos. Su gestión serán determinantes a partir de ahora. Y se atrevió a decir que los datos serán el petróleo del siglo XXI.
Contraponiendo los modelos: americano con una finalidad comercial y el chino con una finalidad de control del ciudadano, Puigneró se decanta por que en Europa haya un modelo