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La tormenta Gloria

La tormenta Gloria

Oscuro y negro. Es la hora de madrugada. El sonido del viento confirma la tormenta anunciada. Vidrios mojados por lluvia esparcida por el viento que en remolinos no para. Ciclámenes floridos aguantan el embate del temporal Gloria, con sus rojos girados al sur y sus verdes carnosos replegados haciendo piña. Levantan la falda y protegen a las flores de los soplos que reciben con empuje. Baja temperatura y mucha humedad. Luces tenues parpadean y en su movimiento dejan adivinar dónde está la carretera anegada. El horizonte no se ve pues la niebla lo tapa. Ni montañas ni pueblos al fondo. Un paisaje borroso cobra vida por un suelo a trozos brillante. Viñas alineadas, despojadas de sus hojas de vid y desmembradas tienen, entre hileras alternadas, la arcilla mojada y sus vergas podadas como una alfombra dibujada a rayas. Cañas cercanas a arroyos, árboles de copa redondos recogidos en desniveles del terruño y tejados que privan el agua a las casas y cobijan los que viven y duermen todavía. Colores verdes grisáceos que dan cobijo a cientos de animales que forman parte de la biodiversidad de nuestro entorno. Hoy ni desde un satélite ni desde un avión se puede contemplar la vista de esta tierra que admiramos todos. Ya de día, espero que la tormenta no se cebe, los árboles sean flexibles, los espigones sean bastante altos, los tejados no vuelen por los aires, haya pocas goteras, los bajos estén bien resguardados, se haga uso de impermeables en lugar de paraguas y de zapatos no deslizantes, y que nadie se haga daño.

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Pues no ha sido como yo deseaba. A poca distancia de donde estamos la tormenta se ha hecho notar de verdad. El viento ha llegado a 130 kilómetros por hora según qué lugares. En el mar, golpes de viento de 70 kilómetros por hora han provocado olas de 5 metros de altura. Ha habido precipitaciones que han alcanzado los 500 litros por metro cuadrado en muchos municipios de Girona. Espesores de nieve de 40 cm en lugares poco habituales. Se han llevado tejados, roto árboles que han caído en medio de parques, aceras, calles, carreteras y casas. Se han destrozado toldos, marquesinas, puertas, ventanas, cristales, el agua ha entrado en las casas, los garajes, en las tiendas, en las estaciones de tren, de metro, en los pabellones deportivos municipales. Las playas han desaparecido engullidas por el mar, los paseos marítimos eran un mar de baldosas, las calles de algunos pueblos se han vuelto ríos de agua de mar y algunos vecinos han tenido que ir en barca hasta sus casas. El mar ha entrado 5 kilómetros adentro el Delta del Ebro, quedando engullida toda la cosecha de arroz y perdiendo una zona de biodiversidad muy importante, que costará mucho tiempo en recuperar. La nieve ha cortado puertos de montaña y carreteras, dejando poblaciones enteras sin comunicación y lo peor de todo son las 10 vidas humanas que se han perdido y los 5 desaparecidos. 78 heridos desde el inicio de la semana con 8.400 servicios realizados por los Bomberos de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, ​​de los que quedan unos 300 abiertos aún, el cuarto día del temporal. La Cruz Roja ha dado alojamiento a más de 300 personas y ha atendido a 1.824. Del total con atención médica, 66 los han trasladado a centros médicos, de las cuales, dos, están en estado grave y otras once las han dado de alta. Pueblos aislados por el desbordamiento de ríos como el Ter, el Tordera, el Fluvià, el Onyar han puesto en jaque a buena parte de la población de este país que pide ser regado pero no con esta intensidad. Puentes hundidos han incomunicado pueblos de uno y otro lado.

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Todos los pueblos de la costa catalana desde el Cabo de Creus al Alcanar han sido sacudidos. Veintinueve localidades gerundenses han sido las más afectadas. El embalse de Sau y Susqueda han llegado al máximo de su capacidad, este último superando los 1.300 metros cúbicos por segundo. El lago de Banyoles se ha desbordado. Las noticias no paran. En fin, todo muy diferente a lo que podía imaginar cuando comenzó a llover el martes de madrugada. El riesgo que prevés, cuando hay tantas alertas que avisan, nunca se visualiza tal como será. ¿Cuál será el coste de recuperación de tanto destrozo? Cuántas ayudas se necesitarán para volver a la normalidad? Habría que cuestionar si vivimos contra naturaleza y si estamos preparados para perder todo el bien que la naturaleza ha creado? El cambio climático es un hecho que no tiene marcha atrás y no se prevé soluciones a nivel mundial, porque los intereses de las grandes fortunas prefieren poner en peligro todo un planeta que pensar en dejar de ganar y ganar. Que irresponsables son todos a la vez! A quién deberíamos reclamar? Las indemnizaciones que los afectados y las víctimas reciban del seguro no solucionarán la pérdida real que se ha ocasionado. Cuando será la próxima? Políticos corren en decir que se debe declarar zona catastrófica. Y dónde están las medidas que eviten esta situación?